miércoles, 25 de abril de 2018

Amuleto

Estrellita Castro

Tuve la alegre fortuna de nacer bajo tu sombra. Como vecinas de barrio jugueteábamos: tú tocabas las campanas al ritmo de castañuelas y yo bailaba por bulerías sobre tu alfombra empedrada. Los naranjos nos jaleaban y lanzaban azahares. Las jacas, al vernos, trotaban cortando el viento por la calle Mateos Gago donde a veces, de madrugada, te tumbabas para oírme susurrarle a mi madre por soleá.

Yo envidiaba tu altura porque atrapabas estrellas. Tú, apoyada sobre el templo y aburrida de alabanzas, suspirabas con mis trinos, que alborotaban tu veleta. «¡Terremoto de chiquilla!» me decías.   

Un día, retorciendo nerviosa un mechón de mi cabello, te comenté que pronto volaría. Esa misma noche, me asomé al balcón para despedirme, pero la neblina te ocultaba a mis ojos. Llovía. O eso creía. Mi pelo se asperjó de luz con aires de mezquita y noté como un bucle bajaba por mi frente. 

Desde entonces, cuando alguien me pregunta el porqué de aquel caracolillo contesto orgullosa: 

- Me lo peinó mi vecina, la Giralda, con saliva de romero; que le dijo una gitana que la suerte atrae, ahuyentando el mal agüero.

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