lunes, 23 de abril de 2018

Contar la historia, repetir la Historia

Monumento a Bartolomé de las Casas a orillas del Guadalquivir

La señorita congrega a los chavales frente al monumento, la brisa entre los árboles y el frescor del río prometen una mañana agradable.

—Niños, mirad, Fray Bartolomé de las Casas fue el gran defensor de los Indios gracias a sus escritos.

—El libro está vacío —protesta el primer escolar.

—Seño, ¿por qué lleva un palo? ¿para pegar a los indios o al soldado de la espada? 

—A nadie, Juan, Fray Bartolomé era un hombre religioso, no luchaba contra nadie, escribió muchos libros y cartas al rey para pedir que los españoles tratasen bien a los indios.

—Perooo si no lleva crucifijo, ¿seguro que era cura?

—Señorita, ninguno sonríe, no sé si eran muy amigos...

—Tampoco llevan plumas, ¿de verdad que eran indios?

—A ver, niños, fue un hombre bueno, enseñándonos que todos somos iguales. Hace más de quinientos años muchos pensaban que los indios eran inferiores y se les podía esclavizar, echarles de sus tierras... ¿Entendéis?

—Ahhh, sí, como los de Siria de ahora ¿no?

—¡O Afganistán!

—¡Los de las pateras!

—Seño, y ¿ahora hay algún otro fray Bartolomé?

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