lunes, 9 de abril de 2018

El azahar de la playa

"El Risitas" y "El Peíto"

Ya llueve, Juan, y se acabó la sequía. Ya podrías limpiar las veinticuatro paelleras debajo del grifo de la cocina del restaurante sin tener que sacarlas a la orilla del mar para que “el azahar de la playa” les quitase el moho y la mugre, incrustadas durante meses, a lo largo de la noche por obra y gracia del oleaje salino y la luna. Aunque subiese la marea, no habría riesgo de que te quedases sin ellas. Podrías con ayuda de El Peíto, lavarlas con agüita clara y un chorro de Fairy en la pila de la cocina del restaurante entre “risitas y cuñaooos”. Vuestros compañeros se partirían de risa, sobre todo por esos bañadores de colores que habríais elegido para amenizar la faena. Los “quinterianos” sois así: hijos de la farándula, los bares y las calles. Pero, Juan, Peíto, Antonio Rivero Crespo nos dejó el día después de los Santos Inocentes de 2003 con solo 44 años, en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla. Debido a su precaria situación, su representante sufragó los gastos del sepelio. Ya lo sé, Juan, se acabó la sequía, pero sin “Peíto” no es lo mismo ser vagabundo, ratón colorao ni loco de la colina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario