viernes, 8 de junio de 2018

Sentir Sevilla

Murallas de la Macarena

Hasta mis oídos llega el rumor del agua clara frente a la Torre del Oro que como un escolta árabe otea toda la orilla. Imagino las leyendas del Islam, los veleros de otras épocas, los antiguos mercaderes pregonando sus productos, los pretéritos destinos e historias de enamorados que abrazados caminaron por la tierra humedecida que baña el Guadalquivir. 

*«Me estás enseñando a amar», ciudad mora. «Me estás enseñando a amar», y a besar. Me enseñas a amar de nuevo. 

El dragón del desamor que me acosaba sin tregua y la herida que hostigaba mis entrañas, por no poder olvidar la traición de una mujer desalmada, se diluyen en tu cielo y en tu luz, Sevilla, y en el aire que respiro y me acaricia la piel. 

El dolor que padecía ahora se aleja de mí junto a la idea de suicidio que golpeaba mi frente. La fragancia a azahar de los naranjos en flor me devuelve la ilusión y las ganas de vivir, Sevilla, y en la puerta del Alcázar yo comprendo que me enamoro de ti. 


Pilar González

*Inicio del poema de Gerardo Diego Me estás enseñando a amar.

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